A. EL TERMINO DE LA EXPERIENCIA.
Al tratar con verdades y experiencias escriturales es importante que nos sujetemos al uso de los términos escriturales, de lo contrario uno no puede estar seguro que haya recibido la misma o verdadera experiencia escritural. No es sabio entremeterse en la revelación de las verdades de Dios en la manera en que Él ha considerado darlas.
Negativamente:
1. No es “la segunda obra de gracia.”
Esta expresión no se usa en ninguna parte en la Biblia, aunque lo oímos bastante en ciertos círculos religiosos. No decimos que no creemos en una segunda obra de gracia, porque estamos ansiosos por recibir todo lo que Dios tiene para nosotros; pero sí hay una segunda obra de gracia, quizás hay una tercera, cuarta, quinta, etc. En otras palabras, creemos en un continuo crecimiento en gracia (II P. 3:18). Esto, sin embargo, no describe al bautismo con el Espíritu Santo.
2. No es “La segunda bendición.”
Esta expresión no se usa en la escritura. Sin duda Dios tiene una segunda, y muchas otras bendiciones para sus hijos; pero llamar a una experiencia espiritual definitiva por este nombre no es bíblico. Reciba toda bendición posible del Señor, pero dese cuenta de que “La segunda bendición” no es el nombre que Dios da al derramamiento del Espíritu Santo.
3. No es “Santificación.”
Santificación es el término bíblico para algo bastante diferente al bautismo con el Espíritu Santo. Este tema ha sido tratado bajo soteriología.
4. No es “Santidad.”
Santidad es un término escritural, pero describe un atributo de carácter antes que una experiencia. La santidad se desarrolla, no se recibe como un don (regalo) o una bendición singular.
Positivamente:
Es “El bautismo con el Espíritu Santo.” El nombre escritural para la venida del Espíritu Santo sobre las vidas de hombres y mujeres cristianos es “El bautismo con el Espíritu Santo.” Note el lenguaje explícito de las siguientes escrituras: “… él los bautizará en Espíritu Santo y fuego” (Mt. 3:11); “Yo a la verdad los he bautizado con agua; pero él los bautizará con Espíritu Santo” (Mr. 1:8); “Porque Juan ciertamente bautizó con agua, más ustedes serán bautizados con el Espíritu Santo dentro de no muchos días” (Hch. 1:5).
Esta gran experiencia debe ser llamada por su nombre correcto. Otros, sin duda, han tenido la misma experiencia en días pasados, y han fracasado en llamarlo por su nombre escritural. Como resultado, han fracasado en pasar la verdad a otros. Decir que estos otros nombres significan la misma cosa es confundir las bendiciones, propósitos y provisiones de Dios para los suyos.