Vivimos en un mundo que recompensa el desempeño. Está arraigado en nosotros desde una edad temprana. Responde a las preguntas del examen de forma correcta y te dan la mejor calificación. Anota un punto menos en el juego y pierdes el campeonato. Gradúate con un buen promedio en la universidad y conseguirás un buen trabajo. Haz bien tu trabajo y recibirás un ascenso. Claro, no siempre funciona de esa manera, pero no lo podemos negar: el desempeño tiene una gran importancia en nuestra sociedad.
Esta orientación hacia el desempeño tiene el potencial de moldear nuestras suposiciones acerca de Dios. Cuando las personas describen cómo obtener el favor de Dios, mencionan una serie de comportamientos; un desempeño religioso. Si casi todos los aspectos de la vida funcionan de esa manera, ¿no será lo mismo con Dios? ¿Tal vez la relación de causa y efecto entre nuestro desempeño y nuestro valor es el reflejo de algún diseño divino?
Aunque sería fácil hacer esa suposición, hay excepciones a la regla. Si un estudiante reprueba un examen por unos pocos puntos, el profesor puede asignarle un proyecto para mejorar su calificación. Un vendedor hace una presentación de ventas poco convincente, pierde una cuenta, y su jefe decide darle una segunda oportunidad. Un vehículo conducido con toda precaución recibe un choque por detrás, y al conocer las difíciles circunstancias del conductor descuidado, el afectado decide no cobrarle el golpe. De vez en cuando, las personas reciben exactamente lo que no merecen en base a su mal desempeño.
Pero incluso cuando nosotros recibimos el favor inmerecido, sentimos que algo está mal. Es genial no sufrir las consecuencias de nuestros actos, pero también sentimos como si hubiera una falla en el sistema. ¿Las personas deberían recibir su merecido? Es eso lo justo ¿no?
PREGUNTAS
- ¿Cómo afecta tu vida espiritual esta noción de que el desempeño determina nuestro valor?
- ¿Cómo notas que la cultura del desempeño ha influido tu forma de concebir a Dios?
- ¿Cuál experiencia te viene a la mente cuando intentas recordar alguna ocasión donde no recibiste el castigo que merecías (en el trabajo, en la escuela, en tu familia)?
