Leccion 1, Tema 1
En Progreso

I. Por causa de la ira (13.1-4)

Las «autoridades superiores» (v. 1) son los gobernantes y funcionarios del gobierno, aun si no son cristianos. Agradecemos a Dios de que el evangelio puede alcanzar a funcionarios del gobierno, como Erasto, el tesorero municipal (Ro 16.23) y algunos de los oficiales de Nerón (Flp 4.22). Pero debemos reconocer que incluso un funcionario inconverso del gobierno es un ministro de Dios. Si no podemos respetar a la persona, debemos respetar el cargo ordenado por Dios.

Los gobernantes son terror para los malos, no para los buenos; de modo que los que viven como cristianos consistentes no tienen necesidad de temer. (Por supuesto, donde el gobierno se opone abiertamente a Cristo, el principio a seguirse es Hechos 5.29.) Tenga presente que Dios ordenó el gobierno humano, incluyendo la pena capital, después del diluvio (véase Gn 8.20–9.7). La iglesia no debe llevar la espada; el gobierno lo hace. Dios ha establecido tres instituciones en la tierra: el hogar (Gn 2), la iglesia (Hch 2) y el gobierno humano (Gn 9). Sus funciones no deben superponerse; cuando así ocurre, hay confusión y problemas.

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