Leccion 1, Tema 1
En Progreso

II. La prueba histórica (11.2-10)

Pablo retrocede a 1 de Reyes para mostrar que Dios siempre ha tenido un remanente fiel, incluso en los tiempos de la más grande incredulidad. A decir verdad, como leemos en la historia del AT, no podemos sino quedar impresionados ante el hecho de que fue siempre el remanente al cual Dios usó y bendijo. Por ejemplo, véase Isaías 1.9. Es una enseñanza básica de la Palabra que la mayoría cae de la fe y no se puede transformar, de modo que Dios debe tomar el remanente y empezar de nuevo. El versículo 5 afirma que Dios tiene un remanente según la gracia, o sea, en el cuerpo, que es la Iglesia. A pesar de que no son muchos, hay judíos en el cuerpo, aunque, por supuesto, todas las distinciones nacionales son eliminadas en Cristo. Pero si Dios está salvando judíos en esta era de la Iglesia cuando Israel está ciego, ¿cuánto más hará en la era venidera cuando Israel venga de nuevo a la escena? Dios nunca ha olvidado a su pueblo; este es el testimonio de la historia.

Necesitamos recordar que durante esta edad de la Iglesia Dios no se relaciona con la nación de Israel como tal. De acuerdo a Efesios 2.14–17 y Gálatas 3.28, somos uno en Cristo. Ningún grupo judío puede afirmar ser el remanente elegido de Dios. En los versículos 8–10 Pablo muestra que este «enceguecimiento» de Israel como nación fue profetizado en Isaías 29.10 y Deuteronomio 29.4. (Compárense Mt 13.14, 15 e Is 6.9, 10.) En los versículos 9–10 hace referencia al Salmo 69.22, donde Dios promete tornar las bendiciones de Israel en maldiciones debido a que rechazaron su Palabra.

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