Leccion 1, Tema 1
En Progreso

III. El juicio es de acuerdo al evangelio de Cristo (2.17-29)

Ya Pablo ha mencionado dos veces el «día del juicio» (vv. 5, 16). Ahora afirma que este juicio será del corazón, cuando Dios revelará todos los secretos. Cristo será el Juez y la cuestión va a ser: «¿Qué hiciste con el evangelio de Cristo?»

Los judíos se jactaban de sus privilegios raciales y religiosos. Debido a que Dios les había dado su Palabra conocían su voluntad y tenían un mejor sentido de lo valores. Miraban a los gentiles como ciegos, en la oscuridad, como ignorantes y como niños (vv. 19–20). Los judíos se consideraban como los exclusivos favoritos de Dios; pero lo que no lograron ver fue que estos privilegios les obligaban a vivir en santidad. Desobedecían la misma ley que predicaban a los gentiles. El resultado fue que incluso los «perversos gentiles» ¡blasfemaban el nombre de Dios debido al pecado de los judíos! Pablo tal vez se esté refiriendo a Isaías 52.5, Ezequiel 36.21–22, o a las palabras de Natán a David en 2 Samuel 12.14.

Si algún pueblo tenía «religión», ese era el judío; sin embargo, su religión era una cuestión de ceremonia externa y no interna. Se jactaban de su rito de la circuncisión, una ceremonia que los identificaba con el Dios viviente; y sin embargo, ¿de qué sirve un rito físico si no hay obediencia a la Palabra de Dios? Pablo avanza incluso al punto de decir que el gentil incircunciso que obedecía la Palabra de Dios era mejor que el judío circunciso que la desobedecía (v. 27), y que el judío circunciso que desobedecía a Dios era considerado «incircunciso». Un verdadero judío es el que tiene fe interna, cuyo corazón se ha transformado, y no sólo aquel que sigue las ceremonias externas en la carne. El versículo 27 afirma con audacia que los gentiles que, aun siendo incircuncisos, por naturaleza cumplen la ley, ¡van a juzgar a los judíos que quebrantan las normas de Dios!

El evangelio de Cristo exige un cambio interno: «Es necesario nacer de nuevo» (Jn 3.7). No es la obediencia a un sistema religioso lo que le permite a uno pasar la prueba cuando Cristo juzga los secretos de los corazones de los hombres, sino el evangelio de Cristo que es poder de Dios para salvación, tanto para el judío como para el gentil (Ro 1.16). Si una persona nunca ha creído en el evangelio y recibido a Cristo, ya está condenada. Los judíos, con toda su religión y legalismo estaban (y están) igualmente bajo pecado como los gentiles, y mucho más debido a que se les concedió mayores privilegios y oportunidades de conocer la verdad.

¿Cuántos van camino al infierno porque piensan que Dios les va a juzgar según su opinión, status o religión? Dios no juzga de acuerdo a estos principios, sino según la verdad, de acuerdo a nuestras obras y de acuerdo al evangelio de Cristo. De este modo, en el capítulo 1 Pablo prueba que los gentiles no tienen excusa, y aquí en el capítulo 2, que los judíos no tienen excusa. En el capítulo 3 demostrará que el mundo entero está bajo pecado y condenación, necesitando con desesperación la gracia de Dios.

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