Leccion 1, Tema 1
En Progreso

II. Dos descubrimientos (7.7-14)

Entonces, ¿por qué Dios estableció la ley si no santifica? ¿Qué propósitos tenía en mente? Pues bien, Pablo hizo dos descubrimientos que contestan esta pregunta: (1) La ley en sí misma es espiritual, pero (2) el creyente es carnal, vendido al pecado. ¡Qué humillante descubrimiento fue para el orgulloso fariseo que su naturaleza no era espiritual e incapaz de obedecer la ley de Dios! La ley revela el pecado (v. 7), porque al leerla, las mismas cosas que condena aparecen en nuestras vidas. La ley despierta el pecado (v. 8) y el pecado se agita en nuestra naturaleza. La ley mata al pecador y lo engaña (vv. 9–11), haciendo que se dé cuenta de que es demasiado débil para satisfacer las normas de Dios. Por último, la ley revela la pecaminosidad del pecado (v. 13), no sólo nuestras acciones externas, sino especialmente nuestras actitudes internas. El creyente no puede santificarse mediante la ley no porque esta no sea santa y buena, sino porque nuestra naturaleza es tan pecaminosa que la ley no la puede cambiar o controlar. Es un día maravilloso en la vida del cristiano cuando descubre que «la vieja naturaleza no conoce la ley, y la nueva naturaleza no necesita de la ley».

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