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Dos requisitos para la siembra

“Porque así dice Jehová a todo varón de Judá y de Jerusalén: Arad campo para vosotros, y no sembréis entre espinos”. Jeremías 4.3

Arad campos para vosotros:

Ocúpense ustedes Pueblo de Dios de progresar y no se enganchen en el desaliento general, no esperen a que el ánimo colectivo cambie, dispónganse ustedes a estar de buen ánimo.

Para los que trabajan para otros, tengan también su propio campo y aren en él, sin descuidar su trabajo, pero desarrollando también su propio emprendimiento.

En otra versión de la Biblia dice: “Trabajen la tierra no labrada”, esto significa busquen nuevas alternativas y trabajen, también, la tierra dejada por otros, además de retornar al terreno dejado de lado por nosotros.

Puede ser que este no sea el mejor momento humanamente hablando, pero igual los hijos de Dios serán tremendamente bendecidos.

No te olvides de trabajar con inteligencia, conocimiento y profesionalismo.

Y no sembréis entre espinos:

No malgastes tu semilla, tu tiempo, tu esfuerzo y tu campo sembrando entre espinos.

Arrancá los espinos, porque estos ahogan lo sembrado.

Sacá los espinos de incredulidad y tené fe que si Dios manda a sembrar Él mandará cosecha.

Sacá los espinos de mediocridad. “Arad campo para vosotros” también significa trabajá como para vos, es decir, con excelencia en todo lo que hagas, tanto para vos mismo como para los demás.

Sacá los espinos de mezquindad y sé generoso en todo lo que hagas, sabiendo que el que siembra generosamente también cosechará generosamente, no dejes de esforzarte en todo lo que hagas, sea para vos o para otros.

Recorré el campo de tu vida y quitá todo espino que ahogue tu siembra e impida que recibas la bendición de Dios.

Matrimonios, recorran el campo de su vida y familia, y quiten todo espino que les impida crecer y desarrollarse a pleno.

Si arás campos y quitás los espinos, la mejor cosecha de tu vida está por venir.

Yo bendigo tu vida para que nunca dejes de arar y para que siempre puedas quitar todo espino para, de esta forma, ser bendecido por Dios en todo lo que emprendas y hagas en la vida.


Tomado de “Principios para el Éxito” – Pr. Daniel González

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