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¿Cómo conectar con tu grupo de vida?

Antes de una multiplicación un grupo de célula debe conectar. Con mi esposa buscamos un crecimiento espiritual real a través de la amistad y las relaciones significativas. En nuestros Grupos que les llamamos "Conéctate", de 8 a 14 personas se unen para fortalecer su fe y construir relaciones duraderas.

Mi esposa y yo estábamos cenando con unos amigos. Era una de esas cenas que son mucho más que solo comer. Era invierno, así que el fuego en la chimenea le daba a nuestra cena un ambiente especial; la comida era de esas que se quedan en la memoria, y la puesta de mesa muy acogedora.

El momento que estábamos viviendo era de comunión, reflexión y agradecimiento, y en medio de la conversación sentí hacerle una pregunta a esta pareja que a través del tiempo habíamos visto crecer en su fe: «Pensando en lo que han vivido en los últimos años, ¿pueden recordar algo que efectivamente pudo haberles llevado a renunciar a su fe?».

La respuesta fue inmediata, casi al unísono, como que ya hubiesen pensado en el tema: «Si no los hubiésemos tenido a ustedes y a otros amigos a nuestro lado, es posible que hubiéramos renunciado». Esa fue la franca respuesta, de las que al hiper espiritual no le gustan porque las considera signo de debilidad, pero la realidad es que sin una amistad sincera con otros y sin la posibilidad de hacer comunidad sería muy difícil permanecer en la fe.

Muchos de los pasajes bíblicos que nosotros interpretamos como personales son de carácter comunitario («[…] hasta que todos lleguemos a la unidad de la fe y del conocimiento del Hijo de Dios, a un varón perfecto, a la medida de la estatura de la plenitud de Cristo», por mencionar solo uno).

En nuestra comunidad en Monterrey (México), después de algún tiempo de reunirnos solo los domingos, llegamos a la conclusión —como lo hacen muchas otras comunidades— de que, aunque nuestra reunión de domingo era dinámica y nuestros voluntarios eran muy amables, realmente no había relaciones profundas entre la mayoría de los asistentes: éramos amables pero desconectados. Después de entender y aceptar esta carencia de verdadera conexión entre los asistentes decidimos empezar grupos en casas, pero en nuestro caso el modelo de los grupos tradicionales conocidos como células no nos convencía.

En su mayoría, las células son un modelo de crecimiento numérico, por eso se llaman «células», crecen, se dividen y se multiplican, pero nuestro deseo era más bien fomentar el crecimiento espiritual de nuestros miembros a través de la amistad y las relaciones profundas, grupos que, en vez de dividirse, se mantienen con un número limitado de asistentes (de 8 a 14 asistentes), así que en vez de células decidimos llamarles Grupos Conéctate.

La razón por la que optamos por Grupos Conéctate pequeños fue porque, si en verdad estábamos buscando que la gente establezca relaciones profundas, es muy difícil que se den en grupos grandes (de hecho, muchas personas se esconden en grupos grandes para no establecer relaciones profundas).

Las células son un modelo de crecimiento numérico, por eso se llaman «células», crecen, se dividen y se multiplican, pero nuestro deseo era más bien fomentar el crecimiento espiritual de nuestros miembros a través de la amistad y las relaciones profundas, grupos que, en vez de dividirse, se mantienen.

Concluimos que los seres humanos somos como «bases múltiples» (me refiero a esos multicontactos eléctricos a los que podemos conectar varios aparatos); de la misma forma, todos nosotros (dependiendo de nuestro temperamento) tenemos limitadas posibilidades para hacer amistades profundas.

Todos tenemos un margen: así como hay bases múltiples de 6 a 12 contactos, las personas somos muy parecidas; por eso, en nuestra comunidad concluimos en ser estrictos a la hora de establecer un número de asistentes a los Conéctate, lo que nos llevó a tener otras conclusiones y crear los grupos con una dinámica distinta a las células. Entendimos que el centro de la reunión no es el dirigente sino que es la comunidad, la amistad, el diálogo honesto, y esto nos llevó también a determinar cuál debería ser el perfil de la persona que dirigiera estos grupos y estas fueron las conclusiones:

El líder no debe de ser un hiper espiritual, y con esto me refiero a personas que siempre quieren estar hablando de cosas espirituales utilizando un lenguaje religioso, lo que termina intimidando a los demás (sobre todo a quien no está acostumbrado a esa jerga). Las verdaderas relaciones de amistad no son así, y si pensamos en la última reunión que tuvimos con amigos o familia, sin duda que nadie de nosotros habla en esos códigos hiperespirituales. ¡Sería algo muy raro! Por supuesto que en los grupos se habla de espiritualidad, pero queremos que se hable de una manera normal y en el lenguaje que usamos en la cotidianidad de la vida.

También entendemos que el dirigente del grupo no debe ser ni teólogo ni maestro de Biblia (y si lo es, que no actúe como tal); la conversación en los grupos Conéctate gira alrededor de la plática que se dio el domingo anterior en la reunión general.

Esto permite que todos los asistentes tengan conocimiento del tema y puedan hacer preguntas y comentarios que no pudieron hacerse el domingo, y deben hacerlo sin sentirse intimidados por un maestro que esté corrigiéndolos: de esta manera, el dirigente se convierte en un moderador del grupo, teniendo en sumano un bosquejo de la plática del domingo y preguntas que provocan discusión.

Nos dimos cuenta de que entre más calor espiritual y social tenga un dirigente, el grupo Conéctate cumplirá con su propósito más efectivamente. Con «calor espiritual» nos referimos a personas que demuestran tener una espiritualidad sana, líderes que, aunque tengan dudas, tienen ciertas certezas que los hacen fuertes, líderes con una fe simple y una obediencia sencilla a Dios. Ni el carisma, ni los dones, ni un conocimiento vasto de las Escrituras pueden compensar la ausencia de calor espiritual.

Por otra parte, al «calor social» también lo consideramos clave, y aquí la inteligencia emocional y cierta destreza marcan la diferencia. Estos son líderes que tienen una manera sana de relacionarse con otros, sin complejos y prejuicios.

Por último, los grupos Conéctate no son para invitar gente de la colonia (o visitas en general) sino exclusivamente para personas que se reúnen el domingo en nuestra iglesia: esto quiere decir que no son grupos de alcance ya que tenemos otros espacios dentro de la iglesia para estas expresiones de conexión con aquellos que no son de nuestra comunidad.

En los Conéctate tratamos de fomentar las relaciones profundas, es decir, con honestidad y transparencia, y cuando también hay necesidades económicas en el grupo los demás ayudan a suplirlas, y además motivamos a cada grupo a llevar a cabo proyectos sociales, visitas a hospitales u orfanatos, repartir despensas, etc.

Finalmente, los grupos Conéctate requieren monitoreo constante para no desviarse del propósito central.

Nota: El tema de nuestros grupos Conéctate es mucho más extenso, esta es —de una manera muy condensada— la idea que tenemos en mente al llevar a cabo nuestras comunidades en casa.


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Tomado con licencia de la revista LIDER 625, edición 17, “Grupos pequeños que logran grandes resultados” Pag. 29-30.

Créditos ph: Imagen de freepik

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