Leccion 1 de 2
En Progreso

1. Notas del Mensaje

INTRODUCCIÓN

Hay dos fechas muy importantes para toda la cristiandad: La Navidad y La Semana Santa. Este domingo 02 de abril que pasó se recuerda como el Domingo de Ramos, la entrada de Jesús a Jerusalén. 

La multitud que iba adelante y la que lo seguía gritaba: ¡Hosanna al hijo de David! ¡Bendito el que viene en el nombre del Señor! Domingo de Ramos, hace referencia a esas ramas de palmas y de olivos que la multitud agitaba y esparcía frente a Jesús cuando entró en Jerusalén.  

El próximo domingo vamos a celebrar el recordatorio de la Resurrección de nuestro Señor Jesucristo. También tendremos la Cena del Señor. Es más que una entrevista de trabajo, más que una reunión con un profesional, un político o una autoridad reconocida, venimos agradecidos a exaltar a nuestro Dios y salvador. Esto honra al señor. 

“Yo honraré a los que me honran, y los que me desprecian serán tenidos en poco.”  1 Samuel 2:30 

La oración que hizo nuestro Señor Jesucristo en la noche del amanecer del viernes en Su hora de prueba, nos enseña varias cosas: 

En primer lugar, FUE UNA ORACIÓN A SOLAS 

“Y ÉL, se apartó de ellos a la distancia como de un tiro de piedra, y poniéndose de rodillas oró.” Lucas 22:41 

Jesús se apartó aun de Sus tres discípulos más íntimos. Esto nos enseña la necesidad de pasar tiempo a solas en oración, especialmente en los tiempos de prueba. La oración familiar, la oración grupal, la oración en la Iglesia, sin dudas son muy buenas y necesarias, pero el mejor perfume es el que se eleva en las nubes de nuestras devociones privadas, donde solo oye el oído de Dios.  

“Y Cristo en los días de Su carne, ofreciendo ruegos y súplicas con gran clamor y lágrimas al que le podía librar de la muerte, fue oído, a causa de Su temor reverente.” Hebreos 4:7 

En segundo lugar, FUE UNA ORACIÓN HUMILDE 

“Y adelantándose un poco, se postró sobre Su rostro, orando” Mateo 26:39 

Lucas dice que Jesús se arrodilló, pero Mateo dice, que se postró sobre Su rostro. Todas las posiciones de las oraciones son buenas, si en verdad oramos. A veces, se nos hace imposible estar en alguna posición adecuada para orar, porque estamos manejando, viajando en algún transporte público, en algún trámite, trabajando, pero podemos estar en el espíritu de la oración.  

Cuando pasamos frente a un lugar que sabemos que se predica el evangelio, orar por ese lugar, orar por las personas que cruzan frente a nosotros cuando esperamos la luz verde del semáforo. Al entrar en nuestro lugar del trabajo: Venga Tu Reino.  

Pero muchas veces en soledad y quietud de nuestro lugar a solas, estamos arrodillados, postrados sobre nuestro rostro, quebrantados, llorando, gimiendo.  

La humildad nos da un buen apoyo en la oración. No hay esperanza en prevalecer con Dios a menos que nos humillemos para que Él nos pueda ensalzar.  

Acuérdate querida Iglesia: 

“Dios resiste a los soberbios, pero da gracia a los humildes” Santiago 4:6 

Acciones frente al orgullo: 1. Reconocerlo. 2. Confesarlo. 3. Arrepentirnos. 4. Renunciar. 

En tercer lugar, ORABA COMO HIJO 

“Y adelantándose un poco, se postró sobre Su rostro, orando y diciendo: Padre mío.” Mateo 26:39 

Presentar nuestra adopción en la Familia de Dios en nuestros tiempos de oración, se constituye en una tranquilidad y fortaleza. Como individuaos sin perdón y sin salvación no tenemos ningún derecho.  

Por nuestros pecados hemos perdido todo derecho. Pero nadie ni nada puede hacer perder el derecho que un hijo tiene a la protección de un Padre. No tengamos temor a decir: ¡PADRE MÍO, OYE MI ORACIÓN, RESPONDE A MIS SUPLICAS, ¡MIRA MIS LÁGRIMAS! 

Si Jesucristo es nuestro Señor, Dios es nuestro Padre. Es posible que no todos podamos decir que Jesucristo es nuestro Señor y Salvador. Si Jesucristo no es nuestro Señor, no es nuestro Salvador, y Dios no es nuestro Padre. 

Pero eso tiene solución: Hagamos hoy, de Jesús nuestro Salvador y Señor, y podremos al igual que Jesucristo presentar nuestros derechos de adopción y tendremos un Padre a quien pedir sin temor y total confianza. 

“Vino a lo que era suyo, pero los suyos no lo recibieron.” Juan 1:11 
“Mas a todos los que lo recibieron, a los que creen en Su nombre, les dio el derecho de ser Hijos de Dios.” Juan 1:12 

Entendiendo esta palabra divina, ninguno tendría que salir de este lugar, sin el acta de nacimiento, sin el documento de identidad que nos asegure, que somos Hijos de Dios, por el sacrificio de Jesucristo pagando el precio con Su muerte y Su resurrección. 

Si leemos la historia atentamente observaremos que esta era también FUE UNA ORACIÓN PERSEVERANTE 

“Y dejándolos de nuevo, se fue y oró por tercera vez, diciendo las mismas palabras.” Mateo 26:44 

Oró tres veces. No dejemos de orar hasta prevalecer. 3 veces. 30, 300, 3000 veces. Seamos como la viuda inoportuna de la Biblia, cuyas continuas peticiones obtuvieron lo que no fue ganado con su primera súplica. Persistamos en la oración, de día y de noche, con acciones de gracia.  

Martillemos y martillemos con la oración hasta obtener la bendita respuesta divina. Llevemos un registro de nuestras oraciones y sus respuestas, porque estas nos ayudaran a orar e interceder sin desmayar. 

Por último, FUE UNA ORACIÓN DE ACEPTACIÓN 

“Padre mío, si es posible, pase de mí esta copa, pero, no sea como YO quiero, sino como TÚ quieras.” Mateo 26:39 

Cedió Él y el Padre hizo Su perfecta voluntad. Cedamos nosotros, y nuestro Padre hará Su perfecta voluntad. Dejemos que sea como Dios quiere, y Él determinará lo mejor. Descansemos en que nuestra oración fue oída y será respondida oportunamente. 

Él sabe cuándo dar, qué dar y cómo dar. 

Amén. 

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