Leccion 4 de 8

¿QUÉ DECISIÓN VAS A TOMAR?

Jesús ya tomó su decisión por vos. Ahora: ¿Cuál será tu decisión por Él? La Biblia dice:

“Ésta es la palabra de fe que predicamos: que si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”
Romanos 10:8-9

No está hablando aquí de un simple conocimiento intelectual. La mayoría de las personas en Argentina conocen que Jesús murió en la cruz. Pero eso no los hace salvos del pecado y sus consecuencias. Como tampoco el hecho de pertenecer a tal o cual religión. Como ya mencionamos la religión no salva a nadie.

Lo que realmente hace la diferencia es confesar que Jesús es el Señor. Esto implica abrirle la puerta de nuestro corazón. Es entregarle nuestra vida diciéndole “Señor, ya no sea mi voluntad sino la tuya”. Y también creer en el corazón que resucitó, que no fue un profeta más que hizo una buena obra y está enterrado en algún lugar. Jesús murió, pero al tercer día resucitó, y ese poder que lo levantó de la muerte es el que está disponible para levantarte de la situación en que estás, y ponerte en la posición de Hijo de Dios.

El día de Pentecostés, cuando nació la Iglesia cristiana, muchas personas escucharon el mensaje de salvación por boca del apóstol Pedro. Y al ser confrontados con sus pecados y las consecuencias eternas esto fue lo que sucedió:

“Cuando oyeron esto, todos se sintieron profundamente conmovidos y les dijeron a Pedro y a los otros apóstoles:
—Hermanos, ¿qué debemos hacer?
—Arrepiéntase y bautícese cada uno de ustedes en el nombre de Jesucristo para perdón de sus pecados —les contestó Pedro—, y recibirán el don del Espíritu Santo.”
Hechos 2:37-38

 Ese día los que recibieron el mensaje de las Buenas Nuevas se arrepintieron, creyeron en Jesús como su Señor y Salvador, y luego se bautizaron. Ese día se añadieron tres mil personas a la Iglesia, que luego fueron llamados cristianos por convertirse en seguidores de Jesucristo.

Podemos resumir todo lo dicho hasta aquí con el siguiente cuadro:

– 1 –

El plan de Dios, vida abundante.

– 2 –

El problema del hombre, el Pecado.

– 3 –

La solución al problema, Jesús.

– 4 –

La respuesta del hombre, recibir a Cristo.


– 1 –

EL PLAN DE DIOS

VIDA ABUNDANTE

Dios te ama. Él te creó con un propósito. Si estás dispuesto a descubrirlo y cumplirlo, serás la persona más feliz sobre esta tierra.

“Porque yo sé muy bien los planes que tengo para ustedes —afirma el Señor—, planes de bienestar y no de calamidad, a fin de darles un futuro y una esperanza.”
Jeremías 29:11
Jesús dijo: “Yo he venido para que tengan vida, y para que la tengan en abundancia”
Juan 10:10

– 2 –

EL PROBLEMA DEL HOMBRE

EL PECADO

Pecado es toda desobediencia y rebeldía contra Dios. La Biblia dice que todos pecamos, y esto nos separa de Dios y del propósito que tiene para nuestras vidas. Nada podemos hacer por nosotros mismos para solucionarlo. Nuestras buenas acciones, pensamientos, filosofías, incluso la religión. Nada de eso alcanza para llegar a Dios. Como consecuencia vivimos lejos de Él, y lo haremos por toda la eternidad a menos que encontremos una solución al problema del pecado.

“Por cuanto todos pecaron están separados de la gloria de Dios”
Romanos 3:23
“La paga del pecado es muerte”
Romanos 6:23a

– 3 –

LA SOLUCIÓN AL PROBLEMA

JESÚS

Como el hombre no puede solucionar el problema que él mismo ocasionó, Dios en su infinito amor decidió acercarse al hombre por medio de Jesucristo. Cuando Jesús murió en la cruz, pagó el precio por nuestros pecados. Y al resucitar dejó abierto un camino para llegar al Padre.

Jesús dijo: “Yo soy el camino, la verdad y la vida. Nadie llega al Padre sino por mí”.
Juan 14:6
“Pero Dios demuestra su amor por nosotros en esto: en que cuando todavía éramos pecadores, Cristo murió por nosotros.”
Romanos 5:8

– 4 –

LA RESPUESTA DEL HOMBRE

RECIBIR A CRISTO

Hoy puede ser ese gran día, en que decidas tomar el camino que Jesús abrió, para ingresar a la familia de Dios mediante la fe en su Hijo Jesucristo.

“Pero a todos los que le recibieron, a los que creen en su nombre, les dio poder de ser hechos hijos de Dios”.
Juan 1:12
“Si confiesas con tu boca que Jesús es el Señor, y crees en tu corazón que Dios lo levantó de entre los muertos, serás salvo.”
Romanos 10:9

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