Muchos pensamientos se agolpan en nuestra mente cuando imaginamos cómo será el futuro con la persona a quien amamos: casarnos, tener hijos, construir un hogar. Y solo viene un deseo al corazón: queremos que nuestro matrimonio dure para toda la vida.
Ante los problemas cotidianos, podremos ser tentados a renunciar al compromiso que asumimos con el otro. Pero ese no es el camino. Crecer, aprender, acompañar y amar es el destino. Osvaldo y Alejandra Carnival nos comparten algunos consejos que son imprescindibles para una sana relación de pareja en Dios.
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