Muchas veces nuestra vida espiritual se puede asemejar a un auto en construcción que va pasando por diferentes estaciones para su armado. A veces el circuito se detiene, y la pieza necesita ser procesada ya que para llegar al producto final necesita ir pasando por transformaciones en diferentes estaciones. Por ejemplo, el material de lo cual está hecho el auto se lo pone bajo presión para darle forma, pasa por estrés por causa de la soldadura en donde las chapas se fundan, comienzan a tironear el material y así el auto se va endureciendo, para que al final, llegue a ser un auto apto para lo que fue hecho y diseñado.
De la misma forma ocurre con nuestra vida, vamos pasando por distintas estaciones, y en algunos momentos Dios nos coloca en una estación de nuestra vida en la cual vamos a ser procesados. Tal vez a través de alguna prueba o sufrimiento, utilizando el proceso como herramienta de trabajo en nuestro corazón con el propósito de que Cristo se forme en nosotros.
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