–“Si la primera práctica es clarificar el objetivo, ¿Cuál es la segunda?…” (así había quedado la conversación en el capítulo anterior)
Nasser había aprendido a reconocer esa mirada de desesperación en los ojos del Pastor Lucas. La mirada que dice: “Puede ser que no sepa qué estoy haciendo, pero me interesa descubrir el porqué.”
–“Bien, una vez que ha clarificado el objetivo, tiene que descubrir la mejor manera de llegar allí. Y para usted, ahí es donde se pone realmente práctico. Puede permanecer en la teoría de una vida cambiada como objetivo, y las vidas no cambiarán. O puede imaginar dónde y cómo sucede un cambio de vida, y llevar allí a su gente.”
-“¿Qué quiere decir?” – preguntó Lucas.
-“Como dije antes, el objetivo en el fútbol es llegar al arco rival y hacer goles. Allí sucede todo lo bueno. Usted tiene que definir cuál es el “arco” donde los miembros de la iglesia deben ir para hacer los goles. ¿Es en la reunión del domingo o en otro lugar? Una vez que sepa dónde es, entonces tiene que realizar los pasos necesarios para llegar allí. No se trata sólo de correr y tocar la pelota. Lo que el equipo debe hacer es llevar la pelota hacia el arco y hacerla entrar. Es lo que Guardiola le llamaba “Tiki taka” cuando dirigía el club Barcelona”
Ahora fue Lucas quien levantó uno de sus dedos, y pidió por favor al mozo que le trajera un papel y lapicera para anotar. Y consiguió sin demora un anotador y una lapicera con el logotipo del PSG.
–“Como estaba diciendo” – continuó Nasser.- “En el fútbol todo comienza cuando su equipo saca desde mitad de cancha, y los jugadores empiezan a tocar la pelota para acercarla al arco rival y así hacer los goles.”
-“Gracias por aclarar eso”, pensó Lucas.
-“Esto no es ninguna ciencia” – dijo Nasser.- “Lo que estoy diciendo es que si usted fuera el director técnico del equipo, debería diseñar la mejor estrategia para que sus jugadores lleven la pelota hasta el arco, y no solamente que estén corriendo por toda la cancha. En otras palabras, si el objetivo es cambiar vidas, debe enseñarles cómo lograrlo, dando un paso a la vez. Esto es: pensar en Pasos, no en Programas.”
-“Pero hay muchas maneras de cambiar vidas efectivamente.” – dijo Lucas defensivamente, mientras pensaba en el calendario semanal de su iglesia: instituto bíblico, ensayo del coro, reunión de oración, actividad de jóvenes, los matrimonios, merendero para el barrio, la reunión general del domingo, escuela dominical, y ahora… el proyecto de la escuela de oficios.
-“Los programas llevan a un cambio de vida” – dijo Lucas finalmente.
-“Ellos pueden conducir a un cambio de vida, o pueden convertirse en un estilo de vida.” – respondió Nasser. -“La tendencia en los negocios, o en el servicio de la iglesia, es confundir actividad con progreso. Nosotros pensamos que sólo porque la gente está ocupada y haciendo un montón de cosas, estamos teniendo éxito. El asunto es que, si toda esa actividad no nos lleva hacia donde queremos ir, es tiempo desperdiciado. Lo ve, Lucas. No es suficiente clarificar el objetivo si no está claro cómo llegar, o peor si es imposible hacerlo. De hecho, usted frustrará más a las personas si les da una clara visión sin una estrategia para alcanzarla.”
-“¿Y cómo identifico a un buen paso?”
-“Tiene que ser fácil, obvio y estratégico” – dijo Nasser.
Lucas levantó su mano para detener a Nasser mientras escribía enérgicamente en su anotador.
–“¿Qué significan esos términos?”
-“Si no es fácil hacerlo para las personas, entonces no lo harán. Puedes culparlos de falta de compromiso si quieres, pero en última instancia es tu culpa por esperar demasiado de ellos. Aprendí eso hace tiempo con una de mis empresas que vendía sus productos por internet. El proceso de compra era tan largo y complicado, que la mayoría de los clientes abandonaba antes de terminar. Y las ventas quedaban sin realizar. No fue fácil.”
-“Pero algunas veces las cosas valiosas no se consiguen fácilmente” – contestó Lucas.
-“Es por eso que debes dividirlas en pasos que sean fáciles. De esta manera los vamos guiando, paso a paso, hasta alcanzar el objetivo.”
-“En segundo lugar” – continuó Nasser.- “Un paso tiene que ser obvio, o su gente puede ir por el camino equivocado. Esto es como clarificar el objetivo en cada paso. Usted no quiere que ellos adivinen dónde está el segundo paso, tiene que guiarlos del primero al segundo, y luego al tercero.”
-“Y finalmente, y lo más importante” – dijo Nasser.- “Un paso tiene que ser estratégico. En otras palabras, tiene que servir para llevar a su gente desde el lugar en donde están, hacia donde deberían estar. En su caso, de un lugar de sus vidas a otro. Si un programa no es un paso estratégico, entonces puede desperdiciar un montón de tiempo y recursos, y en su caso, toda una vida.”
-“No creo que hayamos comenzado ningún programa malo todavía” – dijo Lucas, tratando de no parecer a la defensiva.
-“Ese es el problema, Lucas. Generalmente son las cosas buenas que nos distraen, y nos impiden llegar a lo mejor que es nuestro objetivo.”
Ahora Lucas tenía dolor de cabeza.
–“¿Se acuerda de Edinson Cavani?”
-“Sí, ¿el delantero que tenían en el PSG? Seguro. Todavía no puedo creer que lo dejaron ir.”
-“¿Dejarlo Ir? Lo transferí a propósito.”
-“¿Por qué? ¡Era genial, y hacía muchos goles!”
-“Sí, es verdad que hacía muchos goles. Lo que nadie sabe es que él estaba más preocupado por su situación personal y el mercado de pases, de lo que estaba en el éxito del equipo. Era un gran jugador, pero no lo era para nuestro equipo. De la misma manera, puede brindar programas que lucen grandiosos por fuera, pero consumen muchos recursos y tiempo y no lo están ayudando a cumplir sus objetivos. Por eso, un paso para que sea estratégico debe llevarlo hacia donde quiere ir.”
Lucas tenía que admitir que nunca había pensado en el ministerio en esos términos. Había hecho lo que siempre había visto que se hacía, de la misma manera que se había hecho siempre. Y se quedó pensando: ¿Cómo es una estrategia para cambiar vidas? ¿Qué pasos hay que dar? ¿Cuáles nos faltan? ¿En cuáles tropezamos sin darnos cuenta?
Comentarios