1) Orgullo espiritual
- Cuando creemos que el don es nuestro, y no del Señor, podemos caer en el orgullo.
- “Fulanito sana a los enfermos”, “Menganita echa fuera los demonios”, “el otro hermano te profetiza y te dice la justa”.
- ¡Cuidado con creernos que los dones son nuestros!
- Dejamos de madurar en nuestro carácter de Cristo, y lo único que brilla es el don.
- Pero luego ya hasta el don se hace inoperante, inefectivo.
- Puede haber frutos de la carne. Pero no serán del agrado del Señor, porque ya no hay dependencia.
- Lo que empezó en dependencia, se transformó en independencia.
- “Ya sé cómo puedo hacer esto o aquello”
- Eso limita no sólo el ejercicio del don, sino también el poder de Dios.
- Debemos servir con los dones espirituales en dependencia del Señor.
- Cada vez que servimos al Señor, con los dones que Él nos ha dado, debemos hacerlo como si fuera la primera vez. Con temor y dependencia.
- Vamos a dar cuentas de cómo usamos los dones que Él nos ha dado.
- Cuidado con “acostumbrarnos” y creer que podemos servir al Señor en nuestras propias fuerzas.
- Para evitar caer en el orgullo espiritual, debemos mantenernos en humildad y dependencia del Señor.
2) Timidez espiritual
- Este es el caso de los hermanos que también se miran demasiado a sí mismos. Pero ahora no para enorgullecerse, sino en este caso para declararse incapaces: “No, yo no puedo, esto es demasiado, busquen a otro.”
- Eso le pasaba a Timoteo. El apóstol Pablo le escribe en la 1ª Epístola, y le dice:
“No descuides el don espiritual que recibiste … cuando los ancianos de la iglesia te impusieron las manos.” (1 Timoteo 4:14 – NTV)
- Y en la 2ª Epístola le vuelve a decir:
6 “Te recuerdo que avives el fuego del don espiritual que Dios te dio cuando te impuse mis manos. 7 Pues Dios no nos ha dado un espíritu de temor y timidez sino de poder, amor y autodisciplina.” (2 Timoteo 1:6–7 – NTV)
- Timoteo ya tenía el don.
- Lo había recibido por la imposición de las manos de los Pastores de la Iglesia.
- No necesitaba recibir el don. Necesitaba el valor para usar el don que ya había recibido.
- La santidad es necesaria, pero por sí sola no activa el ejercicio de los dones.
- Para activar los dones necesitamos valentía. Olvidarnos de nosotros mismos, y “exponernos” al ridículo, la burla. Olvidarnos de nuestra propia inseguridad.
- Timoteo fue reconocido como Pastor alrededor de los 20 años. Cuando llegó a la iglesia de Éfeso había gente grande, experimentada, y muchos conflictos. Él se sintió intimidado.
- Él podría haberse movido a nivel humano, con los talentos naturales.
- El Espíritu Santo nos da el Don, pero es nuestra responsabilidad avivarlo.
- Pero Pablo le está diciendo a Timoteo que avive el fuego del don espiritual que Dios le había dado.
- Gracias al Señor, finalmente lo hizo:
- Timoteo tuvo mucho protagonismo en la historia Bíblica: 6 veces se menciona en Hechos, 17 veces en las Epístolas Paulinas, y 1 vez en la carta a los Hebreos.
- Fue un hombre de Dios, que un momento se sintió intimidado, y estuvo a punto de enterrar el don que Dios le había dado.
- Pero gracias al Señor recibió el valor necesario para desarrollar ese don y bendecir al Cuerpo de Cristo.
- Timoteo fue un joven apasionado, que aprendió mucho del apóstol Pablo, y sirvió como Pastor en la Iglesia de Éfeso hasta el último de sus días (murió como mártir según la historia extra bíblica).
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