La Familia de Dios
Fuimos creados para pertenecer a la familia de Dios.
- Dios quiere tener una gran familia, de muchos hijos e hijas semejantes a Jesucristo, y nos creó para formar parte de ella.
- Toda la Biblia es la historia de Dios formando una familia para amarlo, honrarlo, y vivir con Él para siempre.
Dios decidió de antemano adoptarnos como miembros de su familia al acercarnos a sí mismo por medio de Jesucristo. Eso es precisamente lo que Él quería hacer, y le dio gran gusto hacerlo. Efesios 1:5 (NTV)
Como Dios ha existido siempre en una relación plural consigo mismo, nunca ha estado solo.
- Dios no necesitaba tener una familia, pero quiso tener una gran familia.
- Y esto le ha dado “gran gusto” hacerlo.
Dios es quien hizo todas las cosas, y todas las cosas son para su gloria. Quería tener muchos hijos para compartir con ellos su gloria. Hebreos 2:10 (PAR)
No hay nada que podamos hacer para pertenecer a nuestra familia.
- No podemos comprar nuestro apellido, ni hacer un curso de membresía.
- Somos miembros de nuestra familia por el simple hecho de haber nacido dentro de la familia.
- Lo mismo pasa con la familia de Dios.
Dios creó a todos los seres humanos, pero no todos son sus hijos.
- Para ser parte de la familia de Dios hay una única manera = nacer de nuevo.
- Con el primer nacimiento (carne) = formamos parte de la familia humana.
- Con el segundo nacimiento (espiritual) = nos convertimos en miembros de la familia de Dios.
Bendito sea el Dios y Padre de nuestro Señor Jesucristo, que por su gran misericordia y mediante la resurreción de Jesucristo nos ha hecho nacer de nuevo a una esperanza viva. 1 Pedro 1:3 (RVC)
La invitación a formar parte de la familia de Dios es universal, para todos, en todo lugar.
- Pero hay una condición: creer en Jesucristo como nuestro Señor y Salvador.
Todos ustedes son hijos de Dios mediante la fe en Cristo Jesús. Gálatas 3:26 (NVI)
14 Por eso yo me arrodillo delante del Padre de nuestro Señor Jesucristo, 15 de quien recibe su nombre toda familia en los cielos y en la tierra, 16 para que por su Espíritu, y conforme a las riquezas de su gloria, los fortalezca interiormente con poder; 17 para que por la fe Cristo habite en sus corazones, y para que, arraigados y cimentados en amor, 18 sean ustedes plenamente capaces de comprender, con todos los santos, cuál es la anchura, la longitud, la profundidad y la altura del amor de Cristo; 19 en fin, que conozcan ese amor, que excede a todo conocimiento, para que sean llenos de toda la plenitud de Dios. 20 Y a Aquel que es poderoso para hacer que todas las cosas excedan a lo que pedimos o entendemos, según el poder que actúa en nosotros, 21 a él sea dada la gloria en la iglesia en Cristo Jesús por todas las generaciones, por los siglos de los siglos. Amén. Efesios 3:14–21 (RVC)
- ¿Cómo no admirarnos y agradecerle eternamente, por adoptarnos en su gran familia?
- No había nada que nosotros pudiéramos hacer.
- No la podíamos pagar ni merecer.
- Es sólo por gracia (favor inmerecido).
- Y por la fe en Jesucristo.
La Iglesia: Una Gran Familia
Así nació la Iglesia, y así será hasta que Jesucristo nos venga a buscar.
- La iglesia no es un edificio religioso, al cual asistimos los días domingos.
- La iglesia es un grupo de personas, que por la fe en Jesucristo ahora somos parte de la familia de Dios.
Los escritos del Nuevo Testamento están dirigidos a un grupo de creyentes reunidos en una ciudad o en una casa en particular.
- Cuando Pablo escribió la 1ª carta a los Corintios, comienza diciendo: “a la iglesia de Dios en Corinto” (1 Cor 1:2)
- Pero termina diciendo: “Aquila y Priscila los saludan cordialmente en el Señor, como también la iglesia que se reúne en su casa.” (1 Cor 16:19)
La ley natural, que Dios ha establecido, es que la familia nuclear crezca y se multiplique:
- Los hijos crecen, se ponen de novios, se casan, se van a sus nuevas casas, y tienen sus propios hijos.
- Pero una vez a la semana se reúnen y está “tutta la famiglia insieme”
Si nunca has ido a una célula, quiero decirte que es el complemento ideal de esta reunión general.
- Definición: “La Célula es un grupo de 3 a 15 personas que se reúne semanalmente fuera del edificio de la iglesia, con el propósito de evangelizar, tener comunión y discipulado, con la meta de la multiplicación.”
- La Célula es la iglesia en las casas, donde también enseñamos y aprendemos a ser discípulos de Cristo.
Ustedes saben que no he vacilado en predicarles todo lo que les fuera de provecho, sino que les he enseñado públicamente y en las casas. Hechos 20:20 (NVI)
- Participar del Grupo Grande nos hace bien = porque juntos adoramos a Dios y recibimos Su Palabra.
- Participar del Grupo Pequeño también nos hace bien = porque ahí todos somos protagonistas.
- La Célula es más personal. Es un tiempo para aplicar la Palabra de Dios a la vida diaria.
- El ambiente íntimo de la Célula te ayudará a vivir la vida cristiana, y no sólo a entenderla.
- La Célula es el lugar para experimentar la comunidad auténtica, y la sensación de “pertenecer”.
- Ya no es “la iglesia donde me congrego” = sino que ahora es: “mi iglesia”, mi familia.
Un Ejemplo Práctico
1 Seis días antes de la pascua, Jesús fue a Betania, donde vivía Lázaro, el que había estado muerto y a quien Jesús había resucitado de los muertos. 2 Allí le ofrecieron una cena, y Marta servía, y Lázaro era uno de los que estaban sentados con él a la mesa. 3 Entonces María tomó unos trescientos gramos de perfume de nardo puro, que era muy caro, y con él ungió los pies de Jesús, y con sus cabellos los enjugó. Y la casa se llenó con el olor del perfume. Juan 12:1–3 (RVC)
- Muchas veces hemos creído que es mejor ser como María (escuchando, a los pies de Jesús), que como Marta (sirviendo en la cocina y en las mesas).
- Pero ambos roles son importantes y necesarios.
- Me encantó: Los Marta del viernes, fueron los María del sábado, y viceversa.
- Los que estuvieron sirviendo las mesas el viernes (jóvenes) = fueron los que estuvieron disfrutando la cena con sus amigos el sábado.
- Los que disfrutaron la cena el viernes (matrimonios) = estuvieron sirviendo el sábado.
- ¡Gloria a Dios!
- También estaba María, que adoró al Señor con lo mejor que tenía (un perfume de nardo puro, que equivalía a un año de trabajo).
- Con ese perfume ungió la cabeza y los pies de Jesús, y los secó con sus cabellos.
- Lo que María hizo fue un acto de suprema adoración.
- Adoramos a Jesús cuando estamos reunidos como ahora en el Grupo Grande. Y también le adoramos cuando nos reunimos en el Grupo Pequeño.
- “La casa se llenó del olor del perfume” (adoración).
- Ese perfume de adoración estuvo con Jesús al día siguiente: Entrada triunfal a Jerusalén.
- Y durante toda esa semana, hasta que finalmente murió en la cruz, fue sepultado, y resucitó con poder.
- Por último, ¡estaba Jesús!
Y cada vez que nos reunimos en una casa (como estamos reunidos ahora aquí) = Jesús ha prometido estar con nosotros.
“Porque donde dos o tres se reúnen en mi nombre, allí estoy yo en medio de ellos.” Mateo 18:20 (NVI)
Conclusión
Cuando nos reunimos como familia de Dios, la presencia de Jesús está en medio de nosotros.
- La presencia de Jesús estuvo con nosotros el viernes y el sábado.
- La presencia de Jesús está con nosotros en este domingo.
- Y estará en la semana cuando nos reunamos en los Grupos de Vida.
¿Para qué? = Para que juntos, como una gran familia, podamos:
Y cuando la presencia de Jesús está en medio nuestro, porque estamos reunidos como familia de Dios, podemos hacer 4 cosas muy importantes:
- INVITAR (Simón): Invitar a nuestros amigos a nuestra casa, al Grupo de Vida, y a la Iglesia.
- ADORAR (María): Exaltar a Jesús por quien es, y lo que ha hecho en nuestras vidas.
- SERVIR (Marta): Servir a Dios, y servirnos unos a otros.
- TESTIFICAR (Lázaro): Contarle a otros lo que Jesús ha hecho en nuestras vidas.
Preguntas:
- ¿Ya sos parte de la familia de Dios?
- ¿Ya has nacido de nuevo en la familia del Señor?
- ¿Ya pusiste tu fe en Jesucristo, como tu Señor y Salvador?
- Si la respuesta es no, ¿Qué estás esperando? ¡Es lo mejor que te pueda pasar en la vida!
- Y puede pasar ahora mismo, si le abrís tu corazón a Jesús y lo invitas para que venga a tener comunión con vos.
“Yo estoy a tu puerta, y llamo; si oyes mi voz y me abres, entraré en tu casa y cenaré contigo.” Apocalipsis 3:20 (TLA)
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